La libertad del individuo es un derecho en tanto no se incurra en delito.
La comisión de un delito, convierte la libertad : de derecho la reduce a beneficio.
Esto quiere decir que quien delinque pierde su derecho irrestricto a la libertad, quedando la misma en manos del juez, quien podrá otorgarla como beneficio, a las resultas del juicio de valor que necesariamente deberá realizar.
Dicha valoración, además de contemplar la protección del proceso penal (posibilidades de fuga u obstrucción), deberá establecer fundamentalmente el riesgo que la libertad del imputado podrá implicar con arreglo a la defensa social, ante la presunción cierta de la reiteración de su conducta delictiva.