martes, 14 de agosto de 2018

EL ROL DE LAS FUERZAS ARMADAS Y LA SEGURIDAD


                  La Ley 23.554 de defensa nacional (Abril de 1988) no responde ya a la realidad de nuestros días. Su dictado obedeció a la necesidad de emitir un claro mensaje a las FFAA de que deberían mantenerse por completo ajenas a toda función de tipo policial, esto es de actuar en el marco interno, fijando los limites legales de su accionar.
           Por su parte la Ley 24.059 de seguridad interior (Diciembre de 1991) vino a complementar la expresada definición de roles.
                   Hoy dos aspectos determinantes han cambiado decisivamente:
a.  El mundo actual y los riesgos –nuevas amenazas- que enfrenta una nación no son los mismos que en 1988 , y
b. Las FFAA han evolucionado y se ha disipado de su memoria histórica el rol que se habían auto asignado como depositarias del “ser nacional” y que las llevara a postularse como opción relevante de gobierno, mediante el recurso del golpe de estado.
                 La frontera irreductible construida por la mencionada legislación entre defensa nacional y seguridad interior, es ahora vetusta y su aggiornamiento se impone, bajo la idea de que la defensa nacional -en su sentido mas amplio- radica en el resguardo de la vida, libertad y patrimonio de los argentinos y la autodeterminación de la República, demandando el logro de dicho objetivo el empleo de todos los medios y recursos disponibles y necesarios, entre los cuales se inscribe desde ya el instrumento militar.
                En lo inherente a la preservación de la seguridad –que es una sola e indivisible- se conciben y desarrollan distintos tipos de instituciones, cada una diseñada para el fin buscado y dotadas de los recursos humanos, materiales y doctrina apropiados.
                Sin embargo, cuando urgencias eventuales de la Nación así lo demanden, todos los medios disponibles deben concurrir al esfuerzo mancomunado de seguridad, mediante la inteligente adaptación de la doctrina de empleo mas adecuada a la situación que se enfrenta. Nadie puede ni debe permanecer ocioso, sin perder de vista que quien puede lo mas, puede lo menos.
               El temor a la eventual contaminación de las FFAA no debe inhibir su empleo. Su apropiada formación y el debido e indispensable control alejarán tal riesgo.